jueves, 24 de mayo de 2012

Decido la magia que reside en mí.

Tal vez no tengamos una total libertad de expresión o una verdadera libertad de imprenta. Aún así la libertad de pensamiento, prevalece. No porque sea de imposible de controlar si no, porque se necesita de factores más inteligentes para poder dominar la libertad de pensamiento, tanto como de otra persona, como de sí mismo. Hablo por mi misma cuando digo que la libertad de pensar no esta dentro de mi control. Decido que decir y qué guardar, pero en el mismo instante en el que algo sucede, mis pequeñas neuronas hacen una conexión impredecible que me hace pensar sobre los acontecimientos recién sucedidos. Pero, ¿qué hace esta mente tan brillante? El poder de decisión.

Decido qué ponerme en las mañanas, o tardes de vacaciones. Próximamente para presidente de la república y hasta por quién platicar por Facebook chat. Tanta maravilla en el universo no puede ser una simple coincidencia para mí. No intento entenderla, es absurdo, si no admirarla. Despierto, sonrío y lo primero que hago es pensar. Probablemente lo primero que piense va a definir el resto del día, aunque nunca nada me ha detenido de cambiar el rumbo de lo que sucede.

Y todo esto porque controlar lo que pienso es así de imposible como controlar lo que siento. No veo por qué deba de estar mal, es sólo una observación de rutina en una reflexión filosófica. Cosas que controlamos y cosas que no controlamos. Sinceramente considero que la magia se encuentra en las cosas que deciden por nosotros y que manejamos nuestra situación para que nos hagan felices.

Me encuentro lejos.

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